Fluyen serenos los días en medio de mi soledad, la lluvia se acerca sin excusas, pronto volverán las tardes de invierno, esas que me bañan de tantos recuerdos.
Atardeceres grises me invitan un café, saco mi libreta y escribo algunas líneas, dedicando sentires a una musa sin rostro, sin pasado, pero con un presente que está por llegar.
La calle arrastra pensamientos en el mismo sentido del poniente, mientras el primer arcoiris de Mayo me muestra el camino hacia el primer suspiro, dibujando rostros en mi mente y sentires en mis poros.
Cruzas la calle y te sientas frente a mi, desprevenido y absorto en una poesía inconclusa, me quitas la libreta y terminas el verso, como si me conocieras de toda la vida, al final del poema escribes la palabra desconocidos, sonríes y te vas. Al cruzar la calle volteas una vez más y una hermosa sensación se siembra en mi pecho. La volveré a encontrar, lo presiento, y sin dejar de mirar como se aleja, termino mi café y sonrío al comenzar un nuevo poema...
José Rafael Rivero
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